Ese delgado pedazo de plástico que nos separa de la realidad...

Sunday, June 01, 2008

El niño, I, (en el jardín del pasado).

Existía detrás del viejo molle allá en el nicho de mis primeras travesuras infantiles un personaje sagaz e intrépido, el cual acompañaba con sabia paciencia mis acostumbradas excursiones en el mundo de lo fantástico, de lo ireal.

Era curiosa la capacidad de este pequeño e ignorado amigo mío para inventar y resolver acertijos relacionados con hadas y duendes, de los cuales decía ser pariente lejano, muy lejano; como también era atemorizante su inequiparable complejo de inferioridad y falsa modestia con los que solía referirse a si mismo; ahora que pienso en él y aquellas odiseas nuestras en la profundidad de esa bucólica quebrada y en la oscuridad de cientos de bosques tan peligrosos y antiguos como sólo la maldad pura podría serlo; ahora que recuerdo su descaro ante la amenaza y los resoplos de cruentos dragones y enfurecidad hidras; ahora que a la fría oscuridad de la noche vuelvo a oler los vapores tan horrendos que infestaban el aire de mil tumbas a las que juntos profanamos en nuestras fechorías; ahora, lejos del tufo de muerte, finalmente puedo comprender la raíz de su supuesta valentía y que esta no era más que la representación mundana de un deseo íntimo e intenso de corretear detrás de la parca hasta alcanzarla. Ahora que yaces junto a ella en la humeda profundidad de un suelo chapaco coronado por semillas, sueños y promesas puedo empezar a contar tu historia, nuestra historia; como un último ditirambo al gran guerrero que fuiste...