Un suspiro en la ventana en una mañana de verano (iii), el dilema del suspiro.

Mario, que siempre había estado preocupado por que a la gente parecía no faltarle razones para salir y romperse la existencia a balazos, pensaba mientras observaba al cielo, que parecía haberse doblado todo sobre el árbol enfermo de la realidad, (que el árbol estaba enfermo de la realidad Mario, en realidad, no tenía como saberlo pero como el árbol estaba enfermo de la realidad no le importaba), en una solución definitiva a todos los problemas de la humanidad, Mario no sabia que estaba cerca de ella, más cerca incluso que la estrella solitaria a la caja de cigarrillos que buscaba hace más de veintiún minutos, su último cigarrillo se había acabado mientras imaginaba a una estrella inteligente, con un buen core de neutrinos y unas manchas solares capaces de cegar a Dios...Dios!!!- dijo Mario saltando de su silla y botando el periódico por los aires, movimiento que asustó al suspiro en la ventana y por un momento hizo dudar al suspiro en la ventana sobre seguir siendo un suspiro en la ventana. Tal vez -pensaba- estoy destinado a ser un suspiro en la puerta...- y ahora era más suspiro que antes por que además de sentirse solo se sentía confundido.