Ese delgado pedazo de plástico que nos separa de la realidad...

Monday, September 19, 2005

Un suspiro en la ventana en una mañana de verano (i)

Un suspiro en la ventana en una mañana de verano, el sol dulce e ingenuo se imagina un cielo sin cuervos, ellos a su vez sueñan con matar al cielo, el cielo despistado o mas bien indiferente al deseo de los cuervos se enamora de una estrella solitaria en esa misma mañana de verano, la estrella solitaria, bueno la estrella solitaria jamás se dio cuenta de la pasión que el cielo siente hacia a ella así que continua fumándose un cigarrillo mientras desea un amor digno del suyo. Cerca al suspiro; un árbol enfermo de la realidad discute con dos tortugas sobre cómo deberían ser los caparazones, la tortuga más vieja sostiene que los caparazones además de verdes deberían llevar en una parte visible del lomo un cartel que indique el estado de ánimo en el que se encuentra la tortuga para evitar malos entendidos y mejorar el trato entre las tortugas, la mas joven se imagina entonces un mundo en el que nadie necesite jamás un caparazón pero se distrae rápidamente al ver una nube con forma de caramelo y empieza a imaginarse un mundo en el que los caramelos son gratis, (luego, claro, de haber imaginado un mundo en el que las tortugas comen caramelos); esta nube en su ajetreo, (recorrer un cielo enamorado lleno de cuervos asesinos no es fácil sobretodo cuando hay un suspiro en la ventana), no repara en el árbol enfermo de la realidad ni en las tortugas, y sigue su camino sin mas novedad que uno que otro cuervo que se lanza en picada intentando pinchar al cielo con el pico, fallando por poco.
Pocos metros mas adelante del árbol enfermo de la realidad y las dos tortugas Mario observa cerca una nube con forma de caramelo a tres cuervos con un comportamiento un poco extraño, esa mañana de verano resultó para Mario en extremo curiosa, primero vio salir al sol un poco distraído, lento y dubitativo como un viejo señor que piensa en caparazones, poco después vio aparecer en el horizonte a tres cuervos que alzaban vuelo y luego se lanzaban en picada, como si quisieran darle a algo, mientras ocurría esto el cielo mismo empezó a actuar excepcionalmente. Mario, cansado ya a pocos minutos de haberse levantado de la cama soltó un suspiro y fue a acostarse nuevamente pensando que ese era un día demasiado extraño para salir.

2 Comments:

Blogger lucian de silenttio said...

estoy de acuerdo, en mañanas como esa, no quiero salir, pues no sé si estoy despierto o aún duermo

20 September, 2005

 
Blogger Mr. K said...

Pareciera que hay algunas mañanas en las cuales estamos más atentos a la naturaleza que de costumbre...

26 September, 2005

 

Post a Comment

<< Home