Ese delgado pedazo de plástico que nos separa de la realidad...

Friday, January 06, 2006

verita

Un río sin lágrimas en pos de un atardecer ficticio; infantilmente abrigado por el humo del cigarrillo de Javier junto a la ventana. Javier sueña. Contando los segundos atravesar sus estrellas en un gigantesco mar de mentiras y verdades, vida y muerte. Javier sueña con lanzarse. Cierra los ojos con la actitud del ciego que toca para ver -y no ver- aquello que yace frente suyo: inmenso, profundo...horrible. Intentando rasgar con la yema de sus dedos la eternidad, acariciarla y decirle que no está sola. Javier sueña con lanzarse al vacío, de la ventana.
Braulio toca la puerta; respuesta, ninguna mejor. Él se niega a dejar que el telón baje pero Javier sueña, Javier sueña, sueña y no despierta. (¿Y si acaso no soñara el loco único que se cree cuerdo en un océano de lunáticos?).
Si tan solo pudiera derribar esta puerta, llegar a él y evitar, (¿que sueñe?)...(¿despertarlo a él y no a mi?)...-Sin esfuerzos esta vez-. Javier atraviesa la ventana y suspira muerte tras el humo del cigarrillo mientras las estrellas y la nochehorrible se regocijan en él.
Segundos más tarde dubita la puerta bajo la fuerza de Braulio y retrocede: Ya no abraza en sí el odio, (su existencia acaba el minuto que abre, igual que el hombre sus ojos), ya no abraza en sí el encierro. Corro a él pero tarde, tarde y ya no despierta. Tras el sonido de los cristales al besarme y el gemido del concreto que alcanza y me absorbe, yo despierto, Braulio sueña y aún no entiende por qué, como yo. -No entiende por qué-. Observa junto a la ventana el cuerpo de un Javier, (uno, tan solo uno más entre tantos que pasaron por ventanas, cristales que encierran con una verdad aparente y deseada a una alma hastiada), dormido a la penumbra del río sin lágrimas en pos de un atardecer ficticio, (¿y si acaso no lo está?), Braulio observa, llora por un instante y luego