Danza del pequeño-diablo y el demonio-inútil

Decubrí en una caja de cartón, olvidada ya hace mucho tiempo, un pedazo de corazón enfermo, sobre él los ojos de una mujer y dos piedritas que ella había pintado hace mucho; loca la idea y virulento el deseo que despertó esa pequeña caja de cartón con su contenido pandórico...tan sólo los ojos sobre ella y su voz sobre los míos....¿pero qué escribo pequeño diablo que te niegas a morir?; ¿que es esto, demonio inútil, que llena el pedazo de corazón y lo cura, segando la razón, mellando la distancia?...
-palabras, idiota!-respondía él con voz ronca, pero...¿no sería suave y calma?-letras que espolvoreas sobre una hoja de papel, y nada más que eso.

Tan solo letras cuando demando su presencia, letras que para hacer honor de la verdad, aquella prostituta barata hija de la mentira, para mi ya no valen nada, la quiero y no quiero esto: otro imbécil que rebusna frente a su pantalla en sueños mojados de superioridad e intelecto, otro palurdo que por tener la presión exacta sobre tecla y tecla cree ser escritor o escritora, falsos que creen superarse y obrar para bien, una comunidad acabada por la diarrea mental que los deja con más ideas que víseras para digerirlas.
-y tu eres uno de ellos-me habla ahora el demonio-inútil con voz maternal-y tu te alimentas de los mismos esputos que ellos, saliva tibia proveniente de muertos que en libros viven para ser desflorados en muerte por intelectuales aburridos de la vida.

No puedo más, te extraño y odio esto.